Las monedas digitales son una nueva forma de organización económica que existe enteramente fuera del alcance del Estado. Esto tiene implicaciones profundas no sólo para el dinero y el capitalismo, sino también para la superestructura ideológica del mundo actual. Forzar conceptos como el intercambio y la economía en un teorema donde la tangibilidad ya no es necesaria produce un desentrañamiento de la estructura de poder del estado en sí. La violencia institucionalizada ya no es prerrequisito para que funcionen el sistema legal y monetario.
La estructura ideológica del capitalismo se ha incrustado a sí misma dentro del Estado via el sistema legal. El Estado, entonces, actúa como un matón a cuenta del capitalista al legislar a través de medios de coerción y violencia institucionalizada. Es a partir de este concepto de prueba-de-violencia (proof-of-violence) que los Estados son capaces de forzar a la gente a aceptar la legitimidad de contratos, leyes y el valor del dinero fiduciario a punta de pistola. Si los gobiernos no pudieran usar la violencia de sus sistemas legales para apuntalar la aceptación del dinero fiduciario o el pago de las deudas; el sistema monetario internacional completo colapsaría de un día para el otro.
La estructura ideológica del capitalismo se ha incrustado a sí misma dentro del Estado via el sistema legal. El Estado, entonces, actúa como un matón a cuenta del capitalista al legislar a través de medios de coerción y violencia institucionalizada. Es a partir de este concepto de prueba-de-violencia (proof-of-violence) que los Estados son capaces de forzar a la gente a aceptar la legitimidad de contratos, leyes y el valor del dinero fiduciario a punta de pistola. Si los gobiernos no pudieran usar la violencia de sus sistemas legales para apuntalar la aceptación del dinero fiduciario o el pago de las deudas; el sistema monetario internacional completo colapsaría de un día para el otro.
Soberanía del valor e ideología legal
Todas las formas contemporáneas de dinero fiduciario se sustentan en la aplicación física y legal de las leyes, y en la monopolización de los sistemas de pago para producir valor de intercambio. Todos los sistemas dinerarios estatales operan con máximas de restricciones basadas en la ley, reforzadas con propaganda mística, por un lado; y con un puño cerrado de autoridad en el otro. La propaganda que se usa para convencer a la gente de la necesidad de que el Estado controle el dinero es mucho más importante que las leyes que crean ese dinero, o que las armas y la violencia que se usa para hacerlo valer. Solamente a través de los aparatos represivos del Estado y de la cooperación de sus aliados capitalistas es que se permite a este sistema de dinero fiduciario funcionar y continuar teniendo valor.
Las restricciones legales crean los valores nominales de los billetes de todos los Estados. Lo mismo para el Euro de la UE, el Yuan chino o el Ringgit malayo –las divisas tienen valor nominar, redimible por bienes y servicios en esos Estados-Nación (o uniones) y no fuera de ellos.
El valor de estas divisas nacionales se produce explícitamente por la monopolización de los sistemas de pago, y de la emisión de moneda de curso legal. El monopolio del dinero mismo como moneda de curso legal, y la monopolización del sistema de pagos por los bancos que trabajan junto con el Estado, son la manera en que las monedas nacionales se convierten a la fuerza en medios de valor, a diferencia de dinero-mercancía como el oro, la plata, o la bitcoin.
El valor del dinero fiduciario no es natural y sólo se produce mediante fuerza legal. El poder de crear dinero fiduciario existe solamente en el plano legal. Sin embargo, lo que sostiene su valor es la violencia con la que funcionan las leyes en que se basan esos valores nominales. No hay una ley tal que convierta a las mercancías en dinero; simplemente son valuadas. Mises conjetura esto en el apéndice de “Teoría del Dinero y del Crédito” (Apéndice: Sobre la clasificación de las teorías monetarias. 2, la teoría estatal del dinero)Ludwig von Mises |
Diferencia entre valor impositus y bonitas intrinseca: el valor nominal de unidades impuesto por el Estado –tales como el dólar o el shekel– y aquello que tiene verdadero valor intrínseco tal como los metales, minerales u otra forma de almacenamiento de valor.
El mejor ejemplo de cómo estos dos valores actúan uno contra otro sería una moneda de oro que tenga un valor nominal menor de lo que valdría esa moneda en el mercado abierto –no es la estampa del metal lo que produce el valor, sino la cantidad de oro de la que se compone.
Mises habló aún más de la diferencia histórica entre el valor nominal de las monedas y su peso como metales preciosos:
Parte 1, Cápitulo 3, 4: El dinero-mercancía del pasado y del presente
Hoy en día, debido a la estructura del capitalismo tardío, donde el Estado monopoliza la moneda, y los bancos monopolizan el intercambio de moneda, no hay forma de demandar compensaciones en algo que no sea fiduciario. Es del brillo insidioso de forzar todos los intercambios en estructuras legales sin formas de pago alternativas que el dinero fiduciario crea su propio valor y al mismo tiempo se vuelve un poder legal.
Podemos ver que el dinero hoy no se valúa por su bonitas intrinseca, sino sólo por su valor impositus. Esto quiere decir que la única forma en la que el Estado puede hacer valer su dinero es con medios legales explícitos, que dependen de la aplicación legal represiva, y de nada más.
Mundo físico contra leyes digitales
Hay un problema flagrante con esta forma de crear dinero cuando empezamos a considerar, por un momento, que el mundo en el que vivimos ya no está orquestado por la aplicación legal del Estado, sino por comunicaciones digitales.
No hay asentamiento físico para este mundo, no hay lugar para que el aparato se establezca. La violencia represiva que los estados usan para hacer valer sus leyes simplemente no puede existir aquí.
Si volvemos a Foucault en "Verdad y Poder", nos da más pistas acerca de las funciones del Estado y por qué ‘cortarle la cabeza al rey’ ha sido imposible hasta hace poco:
No hay asentamiento físico para este mundo, no hay lugar para que el aparato se establezca. La violencia represiva que los estados usan para hacer valer sus leyes simplemente no puede existir aquí.
Si volvemos a Foucault en "Verdad y Poder", nos da más pistas acerca de las funciones del Estado y por qué ‘cortarle la cabeza al rey’ ha sido imposible hasta hace poco:
Moderador: La cabeza del Rey todavía no ha sido cortada, sin embargo, la gente ya está tratando de reemplazarla por la disciplina, ese vasto sistema instituido -en el siglo XVII, que comprende las funciones de vigilancia, normalización y control y, un poco más tarde, las del castigo , corrección, educación, etc. Uno se pregunta de dónde viene este sistema, por qué surge y cuál es su uso. Y hoy hay más bien una tendencia a atribuirle un sujeto, un gran sujeto molar, totalitario, a saber, el Estado moderno, constituido en los siglos XVI y XVII y que trae consigo (según las teorías clásicas) el ejército profesional, la policía y la burocracia administrativa.
Michel Foucault Foucault: Plantear el problema en términos del Estado significa continuar planteándolo en términos de soberano y soberanía, es decir, en términos legales. Si uno describe todos estos fenómenos de poder como dependientes del aparato del Estado, esto significa aprehenderlos como esencialmente represivos: el Ejército como un poder de muerte, la policía y la justicia como instancias punitivas, etc. No quiero decir que el Estado no es importante; lo que quiero decir es que las relaciones de poder, y por lo tanto el análisis que debe hacerse de ellas, se extienden necesariamente más allá de los límites del Estado. En dos sentidos: primero, porque el Estado, a pesar de la omnipotencia de sus aparatos, está lejos de poder ocupar todo el campo de las relaciones de poder reales, y más aún porque el Estado sólo puede operar sobre la base de otras relaciones de poder ya existentes. El Estado es superestructural en relación con toda una serie de redes de poder, que invisten el cuerpo, la sexualidad, la familia, el parentesco, el conocimiento, la tecnología, etc. Es cierto que estas redes se encuentran en una relación condicionada-condicionante con una especie de "meta-poder" que se estructura esencialmente alrededor de un cierto número de grandes funciones de prohibición; pero este meta-poder con sus prohibiciones sólo puede asegurarse y afianzarse donde está enraizado en toda una serie de relaciones de poder múltiples e indefinidas que proporcionan la base necesaria para las grandes formas negativas de poder. Eso, es justo lo que intentaba hacer aparente en mi libro ["El orden de las cosas", que originalmente se titulaba "Las palabras y las cosas"].
Para cortarle la cabeza al rey debemos aventurarnos en un plano en el que no pueda encontrarse asentamiento para su poder. Un reino en el que la violencia física, la represión y, por ende, la capacidad de hacer valer leyes nacionalísticas sea nula. El meta-poder del Estado y sus varias leyes termina allí –en territorio físico, en un mundo físico. No es necesario decapitar a falsos profetas si somos inmunes a ellos.
La soberanía digital se aparta de la teología de la ley y forma un nuevo sistema económico que opera desde un sesgo crítico matemático, en lugar de desde la imposición física. Estos sistemas se basan exclusivamente en conocimiento no-físico (conocimiento de la clave privada), lo que implica que estos sistemas se basan exclusivamente en su rigor matemático. El código en el que están escritas estas divisas es su propio valor impositus soberano. Es el código computacional mismo de la estructura legal-matemática el que hace valer las reglas en Bitcoin y en otras monedas digitales –no se necesita Estado ni terceros.
Soberanía digital y el destierro de la violencia física
Las monedas digitales son el centro de poder sobre el que se construirá una nueva superestructura legal y económica. El poder ya no es algo que venga de la espada, sino de la pluma.
La violencia no puede ser una herramienta explícita de legislación o de apropiación en un sistema digital cuasi-anónimo como Bitcoin u otras monedas digitales. La independencia económica, fuera del control del Estado y de los bancos es ahora una verdadera posibilidad. Esto socava severamente el poder del Estado, de los bancos, y del capitalismo estatal en su conjunto. Las monedas digitales permiten una nueva frontera de libertad e independencia económicas, eso no es obtenible con los sistemas monetario y legal actuales. Con bitcoin, la gente es libre de elegir con quién hacer transacciones, sin el permiso del Estado, los bancos, o de la violencia que utilizan para hacer valer las leyes.
Cuando comenzamos a evaluar críticamente los sistemas monetarios actuales del mundo, junto con las estructuras ideológicas y míticas de soberanía, ley y Estado, encontramos que se rompen rápidamente al ser escrutinadas. Entendemos que el dominio de las ideologías sobre nuestras vidas no se basa en un conocimiento sagrado y progresivo que nos protege y nos da la salvación; sino que es una barbarie envuelta capas y capas de mentiras, ofuscaciones y engaños.
Vemos que no es la magnanimidad o la justicia lo que rige a los actores del Estado; sino el egoísmo, la codicia, la corrupción y la cobardía. Comenzamos a ver el mundo como lo hizo Angelus Novus, y los horrores de lo que se apila delante de nosotros y crece con cada día que pasa. Hacer que todo eso sea destrozado es posible, pero debemos despertar a los muertos en nuestra búsqueda de la redención. La puerta es estrecha, y es nuestro deber mostrar a otros la liberación que puede llegar con cada segundo que pasa.
En la declaración de independencia del ciberspacio declaramos a nuestros yo virtuales inmunes a la soberanía estatal, incluso mientras seguimos consintiendo la subyugación de nuestros cuerpos. Mientras tanto, nos hemos extendido a todos los rincones del mundo para asegurar que nuestros pensamientos no puedan ser detenidos, y para que los crímenes del Estado y del capitalismo sean vistos por todos, por toda la historia venidera.
Ahora tenemos los medios para reapropiarnos de nuestra soberanía, de nuestra independencia económica y, en última instancia, de nuestras organizaciones políticas y del propio Estado. Esto se puede y se hará para poner fin a la era del capitalismo de Estado y marcar el comienzo de una nueva era de organización digital global. Estamos creando una civilización de la mente en el ciberespacio, y el uso de monedas digitales para unirnos económicamente es el primer paso hacia este nuevo mundo.
Este artículo es una traducción de su original en inglés: https://btctheory.com/2014/11/04/the-legal-politics-of-money/
Este artículo es una traducción de su original en inglés: https://btctheory.com/2014/11/04/the-legal-politics-of-money/